Esta estatua crisoelefantina estaba en Olimpia en un templo dedicado al padre de los Dioses como protector de la ciudad y de las Olimpiadas que en ella se realizaban. Representaba a un Zeus sentado en un trono (en cuyos lados se esculpieron imágenes de otros dioses) portando una victoria. Fue construida por Fidias (ca.440 a.c.), consistiendo la obra en un gran armazón de madera sobre el que se adosaban diferentes láminas de oro y marfil hasta construir la figura resultante. La obra era colosal, 6,5 metros de planta y una altura de 13 metros, casi idéntica a la altura del templo. Circunstancia que hizo que algunos contemporáneos como Estrabón la criticasen al considerar que se rompía la armonía del conjunto al crear una distorsión subjetiva por el hecho de que el Dios si se llegase a levantar de su trono sobresaldría del edificio horadando el techo del templo.
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